No sé si es
porque ya estoy cansado a estas alturas del año o es un extraño y muy penoso
caso de nostalgia, el punto es que aunque Guerra
de Papás 2, a pesar de ser una mediocre película navideña que bajo ninguna circunstancia
podría llamarse “buena”, y aun cuando estoy casi seguro que olvidare que la vi
en no más de un par de días, debo reconocer que no la odie, digo, tampoco puedo
decir que fue un rato particularmente agradable pero lo mejor que puedo decir
es simplemente que la odio.
En Guerra de Papás 2 veremos las desventuras
de dos familias que deciden pasar la navidad juntos. Por razones que
francamente no tengo ganas de explicar, Brad Whitaker (Will Ferrell) y Dusty
Mayron (Mark Wahlberg) deciden que es una buena idea que ambas de sus familias
pasen la navidad juntos. Lo que debería ser una sencilla y agradable reunión familiar
se convierte en un caos cuando el padre de Dusty, Kurt (Mel Gibson), decide
visitar a su hijo y su familia. Kurt, quien aparentemente disfruta del
sufrimiento de todos a su alrededor, se dará a la tarea de destrozar la ya de
por si frágil amistad entre Brad y Dusty mediante una serie de mal entendidos y
enredos que supongo tienen la intención de ser graciosos.
Sé que la pregunta
en la mente de todos es saber que tan bien se lleva la continuidad entre esta
secuela y la película original, la respuesta es no sé ni me importa ya que
nunca vi la primera Guerra de Papás,
pero por lo menos, y a favor de esta segunda parte tengo que decir que, aunque
un poco confusas en un principio, la relación entre todos los personajes llega
a ser comprensibles sin necesidad de indagar en la basta y extensa mitología de
esta serie. Creo que es muy claro, pero sólo por si acaso quiero aclarar que
estoy siendo sarcástico en cuanto a lo de la compleja continuidad.
Cada chiste
se basa en que alguien se cae, se golpea en la cabeza o recibe alguna clase de percance
físico, lo cual sería mucho más graciosos si estas situaciones no se pudiera
ver a kilómetros de distancia, haciendo que conozcamos el final del chiste
cuando este prácticamente no va ni a la mitad. Lo que debo reconocer que sí me
resulto moderadamente gracioso fue ver al personaje de Mel Gibson disfrutando
hacer miserables a todos a su alrededor, aunque para ser sincero, no estoy
seguro de que Mel Gibson esté actuando y tal vez en verdad disfruta del
sufrimiento de los demás en la vida real.
No hay más
que decir sobre esta película, tiene su grado de comedia física caricaturesca
junto con la usual cursilería y mensaje de unión familiar que tienen las películas
navideñas. Sé que sueno muy duro, pero como lo dije al principio, no odie Guerra de Papás 2. La película está
destinada a ser una de tantas que se verán repetidas cada año en la televisión abierta
durante el mes de diciembre, de esas que no le pones demasiada atención y que
son una buena forma de arrullarte mientras caes en coma por haber tragado tanto
en la cena navideña o el recalentado de la misma. Guerra de Papás 2 es mediocre y no vale la pena gastar tiempo ni
dinero para ir a verla en el cine pero ¡Hey! Por lo menos no es Emoji La Película.
Guerra de
Papás 2: 1/5. Mala.
Mejor que:
Emoji La Película (2017), que sigue siendo el punto más bajo para cualquier película
de comedia familiar (animada o no).
No tan buena
como: El sinfín de películas familiares navideñas que existen… tal vez con excepción
de Historia de Navidad 2 (2012), la más innecesaria secuela de una película
navideña jamás concebida.
Comentarios